6 de diciembre de 2010

Ayer, hoy y mañana

  Llegué a mi casa y decidí que no tenía ningún sentido estar adentro de ella. Así que subí escaleras. Mi terraza: lugar tranquilo, en un primer piso, donde casi ni se escuchaban los ruidos de los autos, donde tengo mi lugar. Me acomodé y disfruté, sentía las gotas de lluvia en mis piernas y en mi cara. Cerré los ojos y tratè de distinguir cada lugar en donde caía la gota. Me relajé. Escuché cuando las gotas tocaban las hojas verdes del verano que no habia llegado todavía. Cuando abrí los ojos todo estaba más brillante de lo que yo lo recordaba, miré abajo y vi las gotas hundiendose en mis pantalones, no eran gotas, eran gotitas. Estaban siendo absorbidas bastante rápido pero de vez en cuando por alguna razón la tela rechazaba una microscópica parte de esta gotita y con la luz de las nubes se volvían blancas, y al rato divisé una galaxia.

  Miré hacia adelante, como vos siempre me recordás que haga, y solo pude ver la pared verde moviendose, creando pequeñas olas como cuando una gota cae en un charco, pero el culpable esta vez era el viento que estaba cada vez mas enojado pero en mi opinión la lluvia lo hacia sonreír; tal vez no era furia sino risa. Estuve por mucho tiempo mirando las olas; tanto que ya estaba en otro lugar, estaba en mi mente, aislada de todo, estaba en mi mundo.
¿Ves las olas?

  Después de muchas horas en mi mundo me deshimnotise, volví, y la lluvia seguía igual, y se me cruzó por la mente ir adentro, mientras lo pensaba noté que había sido una lluvia muy fina y debil, pero sin embargo estaba mojada, empapada. Empezó a llover más fuerte, en un momento creí ver una gota, pero antes de que me diera cuenta había parado. Traté de volver a sentir cada gotita pero ya no sentía nada. Decidí ir hacia adentro de la casa y hacer todas las cosas que había estado anotando en mi mente durante ese día. Toque el piso, caminé hacia las escaleras y la lluvia volvió más fuerte ests vez. Pensé en rebobinarme y volver a sentir como el agua me mojaba sin que yo me diera cuenta, pero entre la duda encontré que no tenía sentido volver. Estaba yo sola, en mi mente, que sentido tenia seguir ahí, ya había tenido mi tiempo, ahora quería nuestro tiempo.

  Ahora las nubes dejaronde brillar, ya no escucho la lluvia y estoy bajando escaleras.




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