18 de enero de 2011

3 de la mañana por palermo

Era la primera vez en mucho tiempo que escuchaba mis pasos, las llaves en mi bolso, las hojas quebrándose cuando las pisaba. No había viento ni había luz, por alguna razón la carencia luz hacia los sonidos más fuertes, mas distinguibles. No había autos ni gente ni negocios abiertos; solo yo, la calle y la luna media llena, media vacía. En esos momentos hay dos cosas que podes hacer: seguís caminando sin pensar en nada y disfrutar del silencio que una mismo interrumpe; o, parar, sentarse, y pensar, darse vuelta la cabeza, pensar todo, hasta en el pensamiento tímido en la esquina oscura que tenés miedo de ver, en ese momento no importa nada, no importa si no te gusta la idea, la rebuscas para encontrarle la solución. Seguí caminando, el miedo a ese pensamiento me ganó.

Perdí.


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